En el pádel se juega como se entrena, entrena para ganar

Nuestros esfuerzos en la pista durante los entrenamientos, tanto físicos como técnicos y tácticos, tienen como objetivo llevar la eficacia de los golpes a los torneos, por tanto entrena como si de una competición se tratara

En cualquier modalidad deportiva la actitud mental juega un papel de vital importancia en el desarrollo de nuestro rendimiento deportivo, pero en el pádel esta cualidad adquiere una importancia suprema. Nuestros esfuerzos en la pista durante los entrenamientos, tanto físicos como técnicos y tácticos, tienen como objetivo llevar la eficacia de los golpes a los torneos o partidos de competición. Esto solamente puede lograrse mediante un precepto que también debe practicarse: entrenar como si de una competición se tratara.

Durante una competición el jugador de pádel puede derivar en dos estados. Uno en el cual la presión, el ambiente y el miedo a fallar le provoque una ansiedad que limite sus movimientos y haga perder la eficacia lograda durante toda la semana de entrenamientos.

El segundo estado es crear una autoexigencia tan elevada que lleve al jugador a un estado de frustración por no conseguir todo lo planeado en los entrenos. El equilibrio idóneo entre un estado y otro se logra con una actitud en cada entrenamiento similar a la situación de competición.

Entrena a tope y ganarás

¿Cómo entrenamos esta actitud mental competitiva en un simple entrenamiento? Por parte del jugador la mentalidad debe ser de una absoluta concentración por muy simple que sea el ejercicio, con la máxima intensidad posible en cada movimiento y visualizando en todo momento el cómo sería ese golpe el día del partido.

Por parte del entrenador la mejor opción es aplicar metodologías progresivas que finalicen en simulaciones reales de partido. Una vez aprendido el gesto técnico, o practicado el gesto de potencia en una sesión física, ese mismo gesto debe ponerse en práctica en una partida real provocando situaciones que obliguen a su utilización. Además los ejercicios deben contar con la máxima transferencia posible, alejado de movimientos aislados que nada tienen que ver con el pádel.

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Además de la actitud mental y de la preparación físico-técnica otra de las estrategias está relacionada con la gestión de los hábitos que llevábamos a cabo de los entrenamientos. Lo idóneo es practicar siempre el mismo calentamiento en los entrenamientos que en los torneos (con su correspondiente concentración previa), llevar siempre el equipamiento necesario e hidratarte como si de un partido se tratase.

La autoexigencia debe ser impuesta por uno mismo para que el trabajo de sus frutos. Un ejemplo de cómo puedes dar lo mejor de ti mismo es anotar en un cuaderno los aspectos a mejorar en cada partida para intentar superarlas en la siguiente sesión o enfrentamiento. Al final de cada entrenamiento piensa qué podrías haber mejorado para llegar a tu estado de rendimiento máximo, como si de un torneo importante se tratase.

La experiencia en el pádel te ayudará a competir tan bien como lo haces en los entrenamientos pero el punto de partida lo debes poner tú aplicando pequeños trucos como los mencionados anteriormente. Es cuestión de tiempo y de actitud que tus mejores puntos en los entrenos también los hagas en los torneos de pádel y para ello deberás tener claro que tienes que entrenar cada día como si compitieses.