Las fases sensibles de un jugador en PÁDEL

En este artículo aprenderemos qué son las fases sensibles dentro del desarrollo de las capacidades en los niños y por qué son tan importantes. Además, aprenderemos cuando sería mejor entrenar según qué capacidad física y cuáles es mejor no entrenar hasta una cierta edad.

En este artículo aprenderemos qué son las fases sensibles dentro del desarrollo de las capacidades en los niños y por qué son tan importantes. Además, aprenderemos cuando sería mejor entrenar según qué capacidad física y cuáles es mejor no entrenar hasta una cierta edad.

La teoría de las «Fases sensibles de los componentes del rendimiento  infantil» fue propuesta por R. Winter (1980) y D. Martin en 1981 y 1982. Se definen como:

Períodos donde hay una entrenabilidad muy favorable para una capacidad  motora.

(R. Winter).

Fases donde hay una sensibilidad particular hacia determinado estímulo  externo, de acuerdo con los períodos de ontogénisis individual.

D. Martin.

de 6 a 15 años Martin 1982

6 – 15 años (Martín, 1982)

En definitiva, las FASES SENSIBLES se tratan de períodos particularmente favorables, durante el desarrollo del niño y del adolescente, para el reforzamiento de factores determinantes para el rendimiento deportivo. Sería erróneo considerar que el entrenamiento de las capacidades físicas pudiese tener la misma eficacia en unas edades que en otras. Por lo que ninguna capacidad motora es entrenable en la misma medida en todo el proceso evolutivo, todo tiene su tiempo.

Hay gran variedad de estudios que afirman que es más fácil influir en las diferentes capacidades motoras cuando están madurando que cuando ya han terminado de madurar. Por lo tanto, esto no quiere decir que si el jugador ya ha madurado no se va a poder influir en él sino que quizás la eficacia de esa influencia será menor.

niños entrenando 1 niños entrenando

Será por esto por lo que muchos autores hablan de la «Ley del tren perdido«, refiriéndose al tiempo que no ha podido ser aprovechado en una etapa sensible del jugador, es decir, es como si perdiéramos un tren, que podemos intentar montarnos en el siguiente pero, ¿sería el resultado el mismo? En principio llegaríamos más tarde; es por esto por lo que ese aumento de la capacidad motora que hemos perdido, al no haber sabido trabajarlo en su debido tiempo, quizás no podamos recuperarlo nunca o, si lo hacemos, sería en mucha menor medida de lo que habría podido ser.

Aún así, todo forma parte de un proceso biológico que no podemos olvidar, es decir, si es verdad que estas fases sensibles se desarrollan y reparten por edades directamente proporcionales con los períodos de maduración del niño en cuestión, pero también es verdad que este proceso cronológico no es completamente objetivo porque tratamos con seres humanos, lo que quiere decir que depende más de un reloj biológico porque cada niño es distinto y uno puede tener un proceso de maduración anterior al de los demás que nos permita, con ello, «anticipar» o «atrasar» su entrenamiento dependiendo de que capacidad.

cuadro importante

Por último, aquí les dejo un cuadro de fases sensibles, según Delgado (1999), donde les explica qué es lo que más se debe entrenar y qué es lo que menos dependiendo de las edades de los niños y en qué medida trabajarlo; y les explicaré un ejemplo más práctico de la fuerza, según el profesor Gustavo Balquinta:

Podemos decir que si no comenzamos a entrenar la fuerza luego del desarrollo puberal, momento en el cual el jugador está «cargado» de hormonas, y esperamos a los 20 años para iniciar un entrenamiento de este tipo, el individuo mejorará de todos modos los niveles de fuerza, pero nunca llegará a los valores que hubiese podido alcanzar en el caso de haber empezado a los 14 años (aproximadamente).

Por el otro lado, de nada sirve entrenar una determinada capacidad o cualidad si el niño no está capacitado aún para desarrollarla, es decir, de nada sirve comenzar a entrenar la fuerza a los 9 años si el niño aún no tiene los valores de testosterona suficientes como para producir cambios plásticos en la estructura celular.

Espero que les sirva de algo con sus alumnos la lectura de este artículo, ya que es muy importante saber lo que podemos trabajar y lo que no con nuestros alumnos y, como monitores, es nuestro deber tener al menos los conocimientos mínimos sobre este área.