Como usar un pulsometro en tus entrenamientos de pádel

El pulsómetro es una herramienta que se debería usar en nuestros entrenamientos de pádel, nos permitirá entrenar para conseguir al máximo nivel

Las herramientas tecnológicas han irrumpido de manera espectacular en todo el ámbito deportivo durante la última década. Cada vez son más los datos que podemos manejar respecto a nuestro nivel de actividad física y en relación a la calidad de los entrenamientos o competiciones que disputamos. Los pulsómetros se han consolidado como un gadget indispensable durante la práctica deportiva, muy útil también para deportes como el pádel.

Te contamos qué uso puedes darle a este dispositivo y cómo beneficiará a tu juego sobre la pista.

El pulsómetro nos marca las zonas de entrenamiento

En primer lugar debemos dejar claro que el pulsómetro debe ser una ayuda pero nunca hay que obsesionarse con su utilización puesto que la interpretación de los datos puede llevarnos a error y a no estar totalmente concentrados en la tarea técnica, física o táctica que el pádel requiere. Comencemos hablando de las zonas de entrenamiento. En términos básicos se definen como las pulsaciones a las cuales se trabajan distintas manifestaciones energéticas de nuestro organismo: capacidad aeróbica, potencia anaeróbica, etc.

Sin entrar en conceptos fisiológicos, y acercándonos más al deporte del pádel, podríamos decir que este es un deporte donde predominan los esfuerzos intensos (potencia anaeróbica) y la resistencia a dichos esfuerzos con periodos de descanso cortos durante más de 1 hora (capacidad aeróbica).

Zonas de entrenamiento
Zonas de entrenamiento

El pulsómetro nos indica la intensidad según la zona

Ahora que hemos situado energéticamente a nuestro deporte, toca individualizar las pulsaciones a las que debemos trabajar, un dato del que dispondremos gracias a nuestro pulsómetro. Muchos de ellos calculan automáticamente, introduciendo distintas variables como la edad, la frecuencia cardiaca máxima (FCM), que será el número de pulsaciones máximas a las que puede llegar nuestro corazón en condiciones normales.

Si el tuyo no dispone de dicha función es sencillo establecer tu FCM con fórmulas sencillas como 220-edad o con otras más precisas como las de los autores Robson o Tanaka.

Una vez sepamos cuál es nuestro máximo teórico en cuanto a latidos por minuto, debemos fijarnos en el pulsómetro para trabajar entre unas pulsaciones y otras para desarrollar las demandas energéticas descritas anteriormente:

  • Potencia anaeróbica: entre el 85% y el 90% de la FCM.
  • Capacidad aeróbica: entre el 70% y el 80% de la FCM.

Entre esos porcentajes estarás entrenando tu resistencia a esfuerzos intensos y la capacidad de aguantarlos durante toda la partida. Cabe mencionar que la mejor manera de desarrollar este concepto es a través de ejercicios integrados mediante golpes técnicos, movimientos en distintas direcciones y otros requerimientos técnico-tácticos que nos hagan mejorar como jugadores de pádel en todos los sentidos. El pulsómetro nos dirá si con esos ejercicios estamos trabajando a la intensidad que toca para mejorar la resistencia en el pádel.

Nos ayuda a controlar el tiempo de recuperación

Muchos dispositivos también disponen de la posibilidad de descargar los datos en el ordenador en forma de gráfica con un registro de toda la actividad física que se ha realizado en la pista. Si esta opción no está integrada dentro del propio pulsómetro existen pequeños aparatos que se incorporan a la banda del mismo para que pueda quedar registrada la actividad cardíaca.

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¿Qué podemos observar una vez tengamos todas las pulsaciones? Uno de los parámetros que más nos puede indicar si nos estamos adaptando bien al entrenamiento: el tiempo que tardamos en recuperar un nivel de pulsaciones normales tras una determinada actividad intensa. Veamos un pequeño ejemplo.

  • Imaginemos que vamos a empezar una planificación mensual para mejorar la potencia anaeróbica. En el primer entrenamiento de todos, tras un ejercicio muy intenso, vemos cómo las pulsaciones se disparan alrededor del 90% y se tarda un minuto en descender hasta el 50%/60% en el tiempo de recuperación.
  • Transcurrido un mes volvemos a observar el dato y, en un ejercicio igual o similar, el tiempo en descender ese porcentaje ha bajado hasta los 40 segundos. El trabajo físico está dando sus frutos: somos capaces de recuperar más rápidamente para estar al 100% en el siguiente punto.

Sin duda el pulsómetro es una opción más que viable para mejorar la calidad de nuestros entrenamientos, siempre y cuando seamos capaces de interpretar los datos que nos proporciona. De esta manera cuantificaremos las mejoras físicas de manera individualizada.