Avanzar de nivel en el mundo del pádel no solo implica el aprendizaje de nuevas técnicas de golpeo o de perfeccionar aquellos que ya tenemos automatizados, sino que también es de vital importancia saber manejar las distintas variantes tácticas que el deporte nos ofrece.
Para ello es imprescindible una buena comunicación con el compañero de juego, de tal manera que sepamos cubrir la mayor parte de la pista de manera conjunta. Este concepto es conocido como relevos, un término táctico que nos sacará de numerosos apuros en partidos de elevada complejidad táctica.
¿Qué son los relevos?
Más que un movimiento táctico, se trata de una especie de filosofía de equipo para lograr sumar el punto a nuestro marcador. Los relevos son desplazamientos del jugador no dominante en ese momento del punto para ayudar a su compañero, bien sea para salvaguardar nuestra ventaja sobre la red o para evitar la pérdida de la iniciativa del punto.
Con ello estaremos previniendo riesgos innecesarios que surgirían de un juego individual por parte de cada uno de los miembros de la pareja. Si este concepto se aprende en edades tempranas o en los primeros pasos como jugadores de pádel, conseguiremos una perspectiva de juego mucho más amplia que, sin duda, completará nuestra calidad individual.
Se trata de una táctica aplicada en la mayoría de los casos al jugador de drive, aunque tácticamente puede y debe ser aplicado por ambos jugadores para mayor eficacia. Con ello reforzaremos nuestras probabilidades de ganar la red y, además, conseguiremos no perderla cuando los adversarios nos lancen un globo para desplazarnos hacia el fondo de la pista.
Los relevos consisten en lo siguiente, a modo de ejemplo: cuando voleamos sobre la red y la pareja contraria lanza un globo al jugador de revés, este baja a realizar un smash con el objetivo de recuperar nuevamente su posición.
Esta recuperación, sin el concepto de relevo en la pareja, dependerá exclusivamente del jugador de revés. Sin embargo, si somos capaces de aplicar ese cruce o relevo de manera eficaz por parte del jugador de drive, cubriremos más espacios y tendremos más probabilidades de volver a llevar la iniciativa del punto sobre la red.
Cómo entrenar los relevos
Existen muchas metodologías y ejercicios que aplican este tipo de relevos, sobre todo en edades tempranas y en juegos de iniciación. Una gran estrategia es la grabación en vídeo de partidos y entrenamientos para visualizar correctamente qué huecos suelen quedar libres en nuestro estilo de juego y corregirlos mediante los mencionados relevos.
A continuación puedes ver un ejemplo de ejercicio para trabajar este concepto táctico. En el segundo ejercicio, uno de los compañeros realiza un smash desde fondo de la pista, mientras que el compañero situado sobre la red, se desplaza al hueco que ha dejado el anterior para relevar al otro jugador.
En este otro vídeo puedes ver algo similar. Es importante darse cuenta de hasta dónde tiene que llegar el jugador que realiza el relevo, pues si entra demasiado en el campo de su compañero corre el riesgo de que el rival cambie repentinamente la dirección de la bola y dejemos descubierta la mitad completa de la pista. Por ello es aconsejable entrenar los relevos con distintas parejas y así automatizar este recurso táctico.
Anticipación en los relevos
Es la clave número uno para que nuestro relevo se desarrolle a la perfección. Los desplazamientos del jugador que no tiene la bola son fundamentales para cubrir el mayor número de espacios y facilitar el juego al compañero.
Si dicho jugador es capaz de anticiparse a la jugada y posee una concentración y rapidez mental suficiente, tendrá la oportunidad de relevar a su compañero si la situación lo requiere. De ahí la importancia de una buena comunicación y compenetración entre ambos jugadores.